Buenos tardes a todos.
El día está frío y gris. Nos
anuncian, además, que esto continuará unos días más, así que visto lo visto, he
decidido que hoy hablaré del calorcito que nos gusta sentir cuando estamos en
casa.No me refiero solo a calor térmico
si no a esa sensación de seguridad que experimentamos cuando estamos con los
que queremos, con aquellos que nos dan amor, comprensión y confianza.
Una casa adquiere su valor por las
personas que tiene dentro y que crean lazos tan fuertes y poderosos que aunque las
paredes que los protegen envejezcan, se agrieten o se deterioren la sensación
de estar en el mejor hogar del mundo jamás desaparece.
Queremos volver al hogar cuando
estamos lejos durante un tiempo, cuando nos encontramos mal o algo nos ha
lastimado, cuando hace frío, tras un largo día de trabajo o si estamos
cansados. Cuando algo de esto ocurre necesitamos “calor de hogar”. Un beso de
los que te quieren, una sonrisa sin necesidad de un motivo, una caricia de
consuelo, un abrazo largo sin medir el tiempo…eso es estar en casa.
Como nuestro sofá no hay otro,
tiene ese hueco que hemos creado a base de tardes de domingo de cine o lectura,
de gripes rodeados con una manta. Está impregnado de risas compartidas con los
niños, de lágrimas por aquella noticia que nos
partió el alma.
Un hogar no son cosas, son sentimientos, amor,
felicidad, tristeza, esperanza que nos reciben cada vez que abrimos la puerta
y decimos eso de “por fin en casa”.
Todo ello no impide que deseemos
que nuestro hogar sea un sitio acogedor y cómodo, es nuestro refugio, el sitio
donde descansamos y reparamos fuerzas para volver al duro combate de la vida.
En estos días de invierno sentirte
calentito en casa es una bendición. No todos podemos tener calefacción,
los bolsillos no tiene hoy en día mucho fondo, así que tenemos que recurrir a
soluciones más económicas y si encima son decorativas, mejor que mejor.
Hace un par de años redecoré mi
salón y quise hacer realidad uno de mis sueños, tener una chimenea. No podía
abrir tiro para la salida de humos porque vivo en un piso, por lo que no
dispuesta a dar mi brazo a torcer investigué hasta dar con las chimeneas de bioetanol que resultaron ser la
mejor opción para decorar espacios y al mismo tiempo, calentar una estancia.
Estas chimeneas no generan calor con madera, sino con el bioetanol (o bioalcohol),un combustible líquido y vegetal compuesto principalmente por cereales, remolacha, caña de azúcar, sorgo e incluso hasta patata.
A diferencia de las chimeneas de leña
no necesita de un tiro ni una salida ya que no generan gases ni humos por lo que son muy
prácticas y limpias. Además, el bioetanol, siempre que sea de buena calidad, no
produce ningún olor y no hay peligro de que salte una chispa o que una brasa se
escape de la chimenea.
Su funcionamiento es bastante
simple. Las chimeneas cuentan con un depósito dentro de los
cuales hay una esponja de lana cerámica que debemos empapar con el combustible.
Yo os aconsejo que si compráis garrafas de varios litros, que siempre son más
económicas, vayáis rellenando botellas de agua que se queden vacías porque
siempre son más fáciles de manejar a la hora de verter el bioetanol.
Hay chimeneas que pueden estar dos
horas y otras hasta veinte encendidas según la capacidad del depósito y la
finalidad para la que la queráis. No es lo mismo para un salón, que para encenderla en una habitación un ratito antes de acostarse y caldearla
o disfrutar de ella mientras leéis antes de dormir.
¿Y en un baño? si lo tuvierais bien espacioso, claro ¿Quién no sueña con un bañito relajante junto a una chimenea? Tentador ¿verdad?
¿Y en un baño? si lo tuvierais bien espacioso, claro ¿Quién no sueña con un bañito relajante junto a una chimenea? Tentador ¿verdad?
Aunque siempre podéis recurrir a
una pequeñita de sobremesa que trasladéis de un sitio a otro, incluso a
exteriores donde generareis ambientes cálidos y románticos en jardines y
terrazas en cualquier época del año.
Para verter el bioetanol podéis hacerlo
directamente desde la botella o utilizando un embudo que impida que el líquido
se derrame. Algunas chimeneas van abiertas y otras tienen cristales de diversas
alturas para proteger la llama, aconsejable si tenéis niños pequeños, por lo
tanto tendréis que utilizar un embudo de cuello alto.
Una vez depositado el combustible solo tenéis que prenderlo, a mí me gusta con cerillas de palo largo, pero podéis utilizar un encendedor de llama, y a partir de ahí, a disfrutar de los encantos de una chimenea de leña, ya que emiten llamas reales, sin ninguno de sus inconvenientes (no generan ni humo ni cenizas por lo que son innecesarias su limpieza y mantenimiento)
Se pueden encontrar multitud de
diseños y además se pueden añadir esencias al bioetanol con lo que podrá actuar
también como ambientador. Y todo ello respetando el medio ambiente.
A mí me encanta sentarme en el sofá
las tardes de domingo y ver una peli con la luz apagada y disfrutando de las
llamitas.
Pero…pongamos que se nos sale de
presupuesto, no tenemos espacio o no nos gustan las chimeneas, pues en ese caso
he descubierto este año los paneles decorativos por infrarrojos.
Son láminas con bonitas fotos que se cuelgan en un ganchito (que vienen en el envoltorio) y que se pueden ir trasladando o enrollando cuando no los utilices. No necesitan ninguna instalación especial solo un enchufe cerca.
La placa es cálida al tacto, pero no
se calienta mucho en la superficie, por lo que no nos podemos quemar si la
tocamos. Funciona a una temperatura segura y constante, lo suficiente para
proporcionar un calor saludable, acogedor y sin ruidos.
Notarás como se calienta en apenas
unos segundos después de encenderlo y con su pequeño termostato podrás graduar
la intensidad de calor.
No esperes una fuente increíble de
calor pero si tiene su utilidad en habitaciones pequeñas o si estás solo en
casa y no quieres enchufar la calefacción para ti solamente, lo cuelgas cerca
de donde estés y te da un calorcito muy agradable y nada agobiante.
Se puede utilizar en lugares con humedad, como los baños que los calienta rápidamente o la cocina. A veces estamos solos en ella y tenemos frío, pues estos paneles son la solución para ponerlos mientras estamos cocinando y retirarlos cuando acabemos.
Los motivos decorativos son muy
variados y no desentonan si eliges bien.
Repito, no tienen la intensidad de
un calefactor pero gastan muy poco, son ecológicos y hacen su papel si lo pones
cerca de donde te encuentres para evitar gastos energéticos innecesarios.
Cuando acabé el frío, los enrollas
y los guardas. Ni instalación, ni ocupan espacio.
Como veréis dos soluciones bonitas,
no muy caras, que no necesitan mantenimiento ni limpieza, que nos sirven para
ahorrar y encima ecológicas. ¡Qué más se puede pedir!
Espero que estas ideas os hayan
servido de inspiración para poder crear vuestro propio “calor de hogar”
Os dejo foto de mi chimenea esta
tarde.
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