domingo, 19 de enero de 2020

Calor de hogar


Buenos tardes a todos.

El día está frío y gris. Nos anuncian, además, que esto continuará unos días más, así que visto lo visto, he decidido que hoy hablaré del calorcito que nos gusta sentir cuando estamos en casa.No me refiero solo a calor térmico si no a esa sensación de seguridad que experimentamos cuando estamos con los que queremos, con aquellos que nos dan amor, comprensión y confianza.

Una casa adquiere su valor por las personas que tiene dentro y que crean lazos tan fuertes y poderosos que aunque las paredes que los protegen envejezcan, se agrieten o se deterioren la sensación de estar en el mejor hogar del mundo jamás desaparece.

Queremos volver al hogar cuando estamos lejos durante un tiempo, cuando nos encontramos mal o algo nos ha lastimado, cuando hace frío, tras un largo día de trabajo o si estamos cansados. Cuando algo de esto ocurre necesitamos “calor de hogar”. Un beso de los que te quieren, una sonrisa sin necesidad de un motivo, una caricia de consuelo, un abrazo largo sin medir el tiempo…eso es estar en casa.

Como nuestro sofá no hay otro, tiene ese hueco que hemos creado a base de tardes de domingo de cine o lectura, de gripes rodeados con una manta. Está impregnado de risas compartidas con los niños, de lágrimas por aquella noticia que nos  partió el alma. 
Un hogar no son cosas, son sentimientos, amor, felicidad, tristeza, esperanza que nos reciben cada vez que abrimos la puerta y decimos eso de “por fin en casa”.

Todo ello no impide que deseemos que nuestro hogar sea un sitio acogedor y cómodo, es nuestro refugio, el sitio donde descansamos y reparamos fuerzas para volver al duro combate de la vida.

En estos días de invierno sentirte calentito en casa es una bendición. No todos podemos tener calefacción, los bolsillos no tiene hoy en día mucho fondo, así que tenemos que recurrir a soluciones más económicas y si encima son decorativas, mejor que mejor.

Hace un par de años redecoré mi salón y quise hacer realidad uno de mis sueños, tener una chimenea. No podía abrir tiro para la salida de humos porque vivo en un piso, por lo que no dispuesta a dar mi brazo a torcer investigué hasta dar con las  chimeneas de bioetanol que resultaron ser la mejor opción para decorar espacios y al mismo tiempo, calentar una estancia.

                         

Estas chimeneas no generan calor con madera, sino con el bioetanol (o bioalcohol),un combustible líquido y vegetal compuesto principalmente por cereales, remolacha, caña de azúcar, sorgo e incluso hasta patata.

A diferencia de las chimeneas de leña no necesita de un tiro ni una salida ya que no generan gases ni humos por lo que son muy prácticas y limpias. Además, el bioetanol, siempre que sea de buena calidad, no produce ningún olor y no hay peligro de que salte una chispa o que una brasa se escape de la chimenea.

Su funcionamiento es bastante simple. Las chimeneas cuentan con un depósito dentro de los cuales hay una esponja de lana cerámica que debemos empapar con el combustible. Yo os aconsejo que si compráis garrafas de varios litros, que siempre son más económicas, vayáis rellenando botellas de agua que se queden vacías porque siempre son más fáciles de manejar a la hora de verter el bioetanol.                              
                         

Hay chimeneas que pueden estar dos horas y otras hasta veinte encendidas según la capacidad del depósito y la finalidad para la que la queráis. No es lo mismo para un salón, que para encenderla en una habitación un ratito antes de acostarse y caldearla o disfrutar de ella mientras leéis antes de dormir. 
¿Y en un baño? si lo tuvierais bien espacioso, claro ¿Quién no sueña con un bañito relajante junto a una chimenea? Tentador ¿verdad?

Aunque siempre podéis recurrir a una pequeñita de sobremesa que trasladéis de un sitio a otro, incluso a exteriores donde generareis ambientes cálidos y románticos en jardines y terrazas en cualquier época del año.

Para verter el bioetanol podéis hacerlo directamente desde la botella o utilizando un embudo que impida que el líquido se derrame. Algunas chimeneas van abiertas y otras tienen cristales de diversas alturas para proteger la llama, aconsejable si tenéis niños pequeños, por lo tanto tendréis que utilizar un embudo de cuello alto.

                           

Una vez depositado el combustible solo tenéis que prenderlo, a mí me gusta con cerillas de palo largo, pero podéis utilizar un encendedor de llama, y a partir de ahí, a disfrutar de los encantos de una chimenea de leña, ya que emiten llamas reales, sin  ninguno de sus inconvenientes (no generan ni humo ni cenizas por lo que son innecesarias su limpieza y mantenimiento)
Se pueden encontrar multitud de diseños y además se pueden añadir esencias al bioetanol con lo que podrá actuar también como ambientador. Y todo ello respetando el medio ambiente.

A mí me encanta sentarme en el sofá las tardes de domingo y ver una peli con la luz apagada y disfrutando de las llamitas.

Pero…pongamos que se nos sale de presupuesto, no tenemos espacio o no nos gustan las chimeneas, pues en ese caso he descubierto este año los paneles decorativos por infrarrojos.

                           

Son láminas con bonitas fotos que se cuelgan en un ganchito (que vienen en el envoltorio) y que se pueden ir trasladando o enrollando cuando no los utilices. No necesitan ninguna instalación especial solo un enchufe cerca.

La placa es cálida al tacto, pero no se calienta mucho en la superficie, por lo que no nos podemos quemar si la tocamos. Funciona a una temperatura segura y constante, lo suficiente para proporcionar un calor saludable,  acogedor y sin ruidos.

Notarás como se calienta en apenas unos segundos después de encenderlo y con su pequeño termostato podrás graduar la intensidad de calor.
No esperes una fuente increíble de calor pero si tiene su utilidad en habitaciones pequeñas o si estás solo en casa y no quieres enchufar la calefacción para ti solamente, lo cuelgas cerca de donde estés y te da un calorcito muy agradable y nada agobiante.

                    

Se puede utilizar en lugares con humedad, como los baños que los calienta rápidamente o la cocina. A veces estamos solos en ella y tenemos frío, pues estos paneles son la solución para ponerlos mientras estamos cocinando y retirarlos cuando acabemos.

Los motivos decorativos son muy variados y no desentonan si eliges bien.
Repito, no tienen la intensidad de un calefactor pero gastan muy poco, son ecológicos y hacen su papel si lo pones cerca de donde te encuentres para evitar gastos energéticos innecesarios.
Cuando acabé el frío, los enrollas y los guardas. Ni instalación, ni ocupan espacio.

Como veréis dos soluciones bonitas, no muy caras, que no necesitan mantenimiento ni limpieza, que nos sirven para ahorrar y encima ecológicas. ¡Qué más se puede pedir!

Espero que estas ideas os hayan servido de inspiración para poder crear vuestro propio “calor de hogar”

Os dejo foto de mi chimenea esta tarde.
Muchos besos y hasta mañana.




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